El miércoles 27 de septiembre 18.00hs fui al Servicio Penitenciario de José L. Suarez a la "Unidad 47".
Allí hombres y mujeres escucharon mi extenso relato, cargado de dolor. Doy detalles minuciosos del daño que cometen las balas; les hago saber que NO MATAN sólo a una persona, también destrozan a toda la familia porque quedamos heridos de por vida, se convierte en un "dolor perpetuo".
Ellos, los que están sentados escuchándome, usaron un arma para cometer un acto delictivo.
Llevan muchos años en prisión, son muy jóvenes todos.
Por primera vez tienen frente a sus ojos la Madre de una victima. Están incómodos, lloran...lloran mucho y agradecen que me haya animado a entrar a la cárcel para hablarles de mi hijo y de lo difícil que me resultó no morir de tristeza.
Se comprometen a ser responsables, buenas personas, no volver a delinquir (quiero creerles). Seguramente alguno o varios cambiarán después de la terrible experiencia de vivir años en un lugar tan frío, alejados del mundo.
También les dije que jamás me sentaría frente al asesino de mi hijo para mantener una charla...JAMÁS !!

*Soy invitada por Representantes de la Comisión contra la Violencia, de la Asociación de Magistrados del Departamento Judicial de General San Martín y miembros del Programa de Investigaciones en Criminología de la UNSAM.

Silvia Irigaray, mamá de Maximiliano Tasca.